domingo, 6 de marzo de 2011

Meditación contemplativa en un cadáver.

Subido a la escalerita, pertrechado con diversas herramientas, intentas arreglar la gotera del techo de la cocina. Sin previo aviso, la fortuna desliza el martillo de tus manos.
Manteniendo el equilibrio como el elefante de los comics, que huye del ratón subido en una silla, intentas agarrarlo con la mirada y la ralentización temporal que te envuelve, termina estrepitosamente con mil grietas en el suelo y un chirrido en tu garganta.

La existencia no tiene ni un solo bit de intencionalidad, aunque a menudo luchamos contra ella, sin darnos cuenta de que la lucha, la derrota, el enemigo y la victoria, el bien y el mal, etc son todos elmentos unilaterales, que surgen de una misma factoría: nosotros mismos.
Por más que nos empeñemos en asignarles un representante externo.



Debido a que tenemos el patrón de que existen accidentes incrustada en el subconsciente, necesitamos que la realidad construya accidentes para constatar ese patrón, nuestro patrón.
Quien dice accidentes, dice personas antipáticas. O amables. O situaciones embarazosas.. o un oceano de cosas, situaciones, ideas, conceptos..
Sobra decir que cuanto más abarca un patrón y más verdadero es, menos elásticos somos, y más chocará nuestra realidad con.. la existencia, con la consecuente infelicidad.
No seremos libres (plenamente felices) hasta que no asumamos el 100% de la responsabilidad de toda la información que nuestro cuerpo y mente procesan (Ho'oponopono).


Consciente de las diferentes facetas a trabajar para eliminar estos patrones, Buda diseñó distintos tipos de meditaciones. Uno de estos grandes patrones es el apego al cuerpo, al ego, al yo.
En el Sutta Mahasatipatthana (Digha Nikaya) encontramos las instrucciones para la meditación contemplativa de las diferentes etapas de descomposición de un cadáver.

El siguiente vídeo y textos no son apropiados para la hora de la merienda!

Las tres primeras etapas se describen de la siguiente manera:

1. El cadáver está hinchado, muerto de uno o dos días, se hincha como un fuelle con el viento.
2. El cadáver picoteado por los cuervos, halcones y buitres, o roídos por los perros y chacales, devorado por los gusanos que, Buddha nos dice, exudando por los nueve orificios del cadaver, como montones de arroz hervido.
3. El cadáver es un conjunto de huesos, atados con tendones, salpicado de sangre y de carne colgando.

Buddha da una serie de directrices sobre la forma en la que se debe tomar esta medicina del apego. En primer lugar, él recomienda que el monje debe realizar esta práctica sólo después de haber informado a sus superiores de su intención [..].
La forma correcta de establecer para llevar a cabo la meditación no es una especie de anticipación del terror, sino más bien, "feliz y alegre como un noble en su camino a la escena de la unción ... o como un mendigo en su manera de descubrir un tesoro escondido."

Y si lo dice el Buda, que sabe mucho.. Felices y alegres!

No se vallan todavía, aún hay más! Las siguientes etapas son:

4. El cuerpo es ahora un conjunto de huesos, despojado de toda carne, salpicado de sangre, y se mantienen unidos por los tendones.
5. El esqueleto ya no tiene carne y sangre, pero se mantiene unida por los nervios.
6. Lo que queda del cadáver es una dispersión de los huesos en todas las direcciones: aquí un hueso del muslo, allí la pelvis, y allá el cráneo.

Detalle importante, que el propio Buda sugiere: El meditador debe estar de pie o sentado contra el viento del cadáver - el punto después de todo, es la contemplación tranquila, no la repulsión y arcadas. (¿Quién pensó en repulsión? ¿Arcadas? )

Otra advertencia: No se debe permanecer sentado o estar directamente contra el viento, debido al peligro de encontrarse acosado por los espíritus traviesos. Después de haber encontrado un lugar adecuado para su contemplación, libre de malos olores y los problemillas de los espíritus traviesos, el monje fija su conciencia sobre el cadáver, que refleja como será su propio cuerpo un día, tal y como el cadáver es ahora.

Las tres últimas etapas son las siguientes.

7. Los huesos parecen conchas blanqueadas por el sol.
8. Los huesos se apilan, mezclados, roto.
9. Los huesos se han desmoronado en polvo.

Polvo. Esto ya se hace más llevadero. Era la parte de en medio lo más durillo, ¿no?
Todo esto me ha venido a la cabeza mientras navegaba por Fogonazos. Una cadena de televisión ha realizado un ¿pequeño? experimento para comprobar que sucede con el cuerpo de un elefante (a mi también se me ocurrió que podían haber usado un ratón) abandonado en la sabana africana.
Meditemos pues..




Anicca, anicca, anicca.
Cambio, cambio, cambio.

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